martes, 15 de noviembre de 2011

Cultura precolombina

CULTURAS PRECOLOMBINAS DE COLOMBIA

Cultura Calima
es un conjunto de antiguas culturas que habitaron el departamento del Valle del Cauca y que no cohabitaron de manera simultánea. Las excavaciones , estudios y hallazgos de piezas de orfebrería y cerámica indican que la región estuvo densamente poblada y que fue un importante centro de orfebrería, puesto que sus habitantes conocieron avanzadas técnicas para el trabajo del oro. Según parece, el fácil acceso al Valle del río de Cauca y a la costa pacifica, convirtió esta región en centro de intercambio indígena
En la cerámica se presentan similitudes de formas, como la vasija con cuerpo globular y cuello invertido y la vasija de doble vertedera y asa puente, llamada popularmente alcarraza. En la orfebrería de ambos periodos también se encuentran diversos objetos de tamaño considerable elaborados en oro de buena ley con técnicas de martillado y repujado. En las tumbas, una de las variadas formas yotoco, recuerda las del periodo ilama.
Sin embargo, también hay diferencias importantes. Los objetos de oro son mucho más comunes en el periodo yotoco y presentan una gama de técnicas más amplia, que permitió elaborar piezas espectaculares. Los alfareros del yotoco dominaron la técnica de la pintura polícroma, en contraste con los del periodo anterior que se limitaron al uso de dos colores: rojo y negro. En el campo de la representación cosmológica se encuentran durante el periodo ilama los personajes míticos en cerámica, mientras que en el periodo siguiente se prefiere el oro.


MUISCA

El centro del territorio que hoy forma la República de Colombia y que antes se llamó Nuevo Reino de Granada se halló habitado por indígenas pacíficos y organizados, agricultores y vestidos, descendientes de la familia lingüística chibcha procedentes de Centroamérica y quienes se llamaron a si mismos Los Muiscas o moscas.
Su patria eran las ricas sabanas de Zipaquirá, Nemocom, Ubate, Chiquinquirá, Tunja y Sogamoso, comprendidas entre los nacimientos de varios ríos: del Upía, que desciende al Orinoco; del Chicamocha, del Suárez, del Opón y de Carare, que van al Norte; del río Negro Cundinamarqués y sobre el Funza que, corriendo de Nordeste a Sudeste, busca Magdalena..
La balsa Muisca, pieza excepcional y figura votiva (ofrenda
Los Muiscas fueron magníficos orfebres; fabricaban figurillas y objetos de adorno, como diademas, collares, narigueras, tiaras, pulseras, pectorales, mascaras y los famosos tunjos decorados con hilos de oro y, en general, figuras antropomorfas y zoomorfas planas.

objetos de oro, que ofrecían a los dioses en la ceremonia de investidura del nuevo cacique, arrojándolas a una laguna sagrada, llamada Guatavita

CONSTRUCCIONES Y CASAS CULTURA MUISCA
La arquitectura precolombina que alcanzó entre los aztecas, los mayas y los peruanos sus más brillantes y admiradas expresiones artísticas, no tubo entre los muiscas siquiera un desarrollo comprable con el de aquellas culturas. La diferencia esencial consiste en el empleo de la piedra para las construcciones. Los muiscas tenían la piedra profusamente desparramada en su medio geográfico pero fueron incapaces de utilizarla para la escultura y para las construcciones. Los muiscas hacían sus casas utilizando como principal material la caña y el barro para hacer las tapias llamadas bahareque.
Las casas comunes eran de dos formas: unas cónicas y otras rectangulares. Las primeras consistían en una pared en circulo echo de palos enterrados como pilares más fuertes sobre los cuales se sostenía de lado y lado un doble entre tejido de cañas cuyo intersticio era tupido de barro. El techo era cónico y cubierto de pajas aseguradas sobre varas la profusión de tales construcciones en forma cónica en la sabana de Bogotá, dio origen a que Gonzalo Jiménez de Quezada le diera a esta altiplanicie l nombre de Valles de los Alcázares. Las construcciones rectangulares consistían en paredes paralelas también de bahareque, como las anteriores, con techo en dos alas en forma rectangular.
Tanto las construcciones cónicas como las rectangulares tenían puertas y ventanas pequeñas. En el interior el moblaje era sencillo y consistía principalmente en camas hechas también de cañas, llamadas barbacoas, sobre las cuales se tendía gran profusión de mantas; los asientos eran escasos pues los indígenas solían descansar en cuclillas en el suelo. Además de las casas comunes existían otras dos clases de construcciones: una para los señores principales, probablemente jefe de tribu y de clan, y otras para los jefes de las confederaciones muiscas, como los Zaque y los Zipas.

CULTURA PRECOLOMBINA SAN AGUSTÍN
Las culturas prehispánicas de América que nos han dejado huellas vigorosas de su existencia, son universalmente conocidas, La Inca, La Maya, y la Azteca. Sin embargo, existen otras culturas prehispánicas mucho menos conocidas y que, aún así, merecen atraer la atención de los especialistas y del público en general, por la grandeza y belleza de sus vestigios. Tal es el caso de la cultura de San Agustín, cuya milenaria herencia de piedra podemos hoy admirar en Colombia dentro del departamento del Huila.
Los monumentos denominados como agustinianos, integrados por estatuaria lítica, dólmenes y montículos, que en gran número se encuentran diseminados en un hermoso y extenso territorio del Macizo Colombiano; constituyeron el más importante centro de producción escultórica de toda la región andina, durante la época precolombina
VIVIENDA CULTURA SAN AGUSTÍN
Las casa estaban construidas con columnas de madera clavadas en planta circular; los muros eran de bahareque, recubierto de barro; el diámetro era de tres metros mínimos; el techo era cónico y de paja.
Formaban bohíos construidos cerca de las corrientes de agua, a las cuales iban caminos, cuyas huellas todavía se advierten. En algunas de las habitaciones se encuentran tumbas. Cerca de las casa hay muestras de los talleres y huellas de las cocinas y fogones. No se han encontrado señales de pueblos o aldeas; probablemente vivían, dispersos dentro de una extensión bastante grande.


CULTURA PRECOLOMBINA TIERRADENTRO

El nororiente del departamento del Cauca tiene una topografía de nudos montañosos y profundos cañones; los españoles lo llamaron Tierra adentro porque se sentían encerrados entre montañas. Desde el año 1000 a.C. y a lo largo de los períodos Temprano, Medio, Tardío y Moderno, vivieron allí sociedades de agricultores y ceramistas que labraron cámaras mortuorias, tallaron estatuas de piedra volcánica y trabajaron la orfebrería de forma sorprendente. En la actualidad este territorio esta habitado por los indígenas paeces, quienes llegaron a la región luego de la Conquista, y no cuentan con ninguna relación de sangre o de herencia cultural con los antiguos habitantes.


El rasgo arqueológico especifico y diferenciador de Tierradentro es el hipogeo o tumbas de entierro secundario. Las investigaciones de los últimos tiempos han permitido diferenciar, en esa cultura, dos etapas del ritual funerario; la del entierro primario e individual en fosos cilíndricos o en tumbas de pozo no muy profundo con una pequeña cámara lateral, acompañado de cerámica domestica, hachas líticas, cuentas de collar, manos y piedras de moler, aislándolo del pozo mediante la colocación de losas que tapaban la entrada de la cámara.





CULTURA PRECOLOMBINA MALAGANA
Los vestigios malagana muestran que las técnicas y estilo de estos pobladores presentan ciertas similitudes, en cuanto a forma y simbología, con el suroccidente precolombino, es decir, con las culturas Calima, San Agustín, Tierradentro, Tolima, Quimbaya, Tumaco y Nariño; lo que sugiere que los malagana participaron en un intercambio cultural que se manifestó justo en el momento de mayor complejidad social y política, con un esplendor tecnológico y artístico que perduró durante el primer milenio de la era cristiana.
La producción orfebre de los malagana, caracterizada por el trabajo sobre láminas de oro de buena ley, el tamaño de las piezas y los usos para los cuales fueron diseñadas, concuerdan con la producción del periodo yotoco – calima. Estos pobladores practicaron las técnicas del martillado de láminas gruesas de oro para convertirlas en máscaras rituales y funerarias.
También practicaron el enchape de láminas de oro sobre trozos de madera o hueso, el repujado, la soldadura por fusión o frotamiento y la cera perdida, recubierta con molde de barro, que al someterse al calor se derretía dando paso al oro fundido que quedaba al descubierto después de romper el molde.
En cuanto a la producción cerámica, esta se caracteriza por ser fina y pulida; sobresalen las ocarinas, cántaros para la recolección y almacenamiento de líquidos y las alcarrazas, vasijas de cuerpo globular con doble vertedera y asa puente. Predominan los colores blanco y terracota.

CULTURA PRECOLOMBINA QUIMBAYA
Durante milenios, grupos humanos con diferentes culturas y formas de vida aprovecharon la diversidad de climas y la variedad y abundancia en recursos de las montañas del Cauca Medio. Sus primeros pobladores, diez mil años atrás, fueron cazadores y recolectores.
Más tarde, por cerca de dos milenios hasta la Conquista, en los períodos Quimbaya Temprano y Quimbaya Tardío, habitaron la región agricultores y mineros de oro y sal, artífices de cerámica y orfebrería sorprendente.
Los quimbayas eran uno de los grupos que habitaban el valle medio del río Cauca a la llegada de los conquistadores españoles. Por tradición todos los objetos arqueológicos encontrados en esta región de Colombia han sido denominados con el nombre Quimbaya y se ha identificado a los quimbayas como sus artífices, a pesar de que muchos de ellos fueron producidos por otra gente y en distintas épocas.

ARMAS Y UTENSILIOS CULTURA QUIMBAYA
Las armas con que combatían los Quimbayas a sus enemigos eran tiraderas, lanzas, macanas, hondas, arcos y dardos. Hacían en los caminos hoyos sembrados en su fondo con agudas púas para que los enemigos que fueran a atacarlos cayeran en ellos. Para su transporte utilizaban canoas y remos; así como puentes de guadua. Para llamarse a la distancia y como instrumento musical emplearon bocinas y tambores.
El cronista castellanos refiere, además que en los cercados de los quimbayas solía haber guaduas de tal suerte horadadas que con el viento que corría formaban tal consonancia que se podía oír música a todas horas.
Fue famosa entre los conquistadores la belicosidad de los Quimbayas. Es verdad que sus batallas consistían, sobre todo en la algarabía que hacían los guerreros adornados de todas sus preseas y antecedidos de banderas salpicadas con estrellas de oro. Pero su habilidad en dispara el arco era tan certera que muchos españoles resultaban heridos y aun muertos por el curare de las flechas. Este veneno se preparaba por los indios con zumos de plantas y con la secreciones venenosas de algunas ranas.
Casi todos los caciques tenían la bárbara costumbre de colocar picotas de guaduas en las cabezas y miembros de los habían hecho prisioneros o que habían matado en la refriega. Aquellos cráneos desecados con sus cabellos flotando al viento daban el más espantable espectáculo y el olor más nauseabundo; esta medida la empleaban para infundir terror en los invasores.


Orejeras
Oro
Período Tardío (900 d.C. - 1600 d.C.)
La Tebaida, Quindío


Los rostros representados en la metalurgia quimbaya son en esencia semejantes entre sí, y presentan ciertos rasgos estilísticos peculiares: cara triangular, prominente nariz, grandes ojos entornados y labios rectos.

CULTURA PRECOLOMBINA TAYRONA
El noroccidente de la Sierra Nevada de Santa Marta, al norte de Colombia, fue habitado desde el año 200 d.C. hasta la Conquista por agricultores y artesanos de la piedra y el metal que aprovecharon los recursos disponibles desde el mar hasta las nieves perpetuas, a quienes se les denomina la nación Tayrona.
Los Tayrona contaban con una compleja organización sociopolítica, y con un avanzado conocimiento de la ingeniería y la arquitectura que se refleja en los restos de grandes obras líticas, plantas de habitación, caminos, muros de contención, escaleras y puentes.
Inicialmente asentados en el litoral, se expandieron luego hacia las zonas altas donde construyeron ciudades de piedra. Su historia prehispánica comprende los períodos Nahuange y Tayrona. Actualmente habitan allí los koguis, wiwas, ikas y kankuamos.
Los Tayronas descuellan como ejemplo de la insistencia en al autenticidad, que les costo ser aniquilados bárbaramente después de un siglo de constante lucha contra el dominador. Indómitos y belicosos, no aceptaron el yugo español, que implicaba el renunciamiento a sus costumbres ancestrales, a su idioma, a su núcleo social y sobre todo a sus creencias religiosas.
Colgante antropomorfo Tayrona, representando un chamán con dos cetros, un gran ornamento nasal y un sombrero alto con dos tucanes. Fabricado con la técnica de la cera perdida con decoración afiligranada falsa, entre el siglo X y el XV

VIVIENDA CULTURA TAYRONA
Las casas Tayronas eran admirablemente construidas, en forma de enormes cabañas de madera o bahareque con techos de paja y de palma, por lo general, de forma cónica, y que por su elaboración se deduce que fueron excelentes carpinteros. Las puertas eran adornadas con caracoles colgados de hilos, los cuales, soplados por el viento producían un armonioso sonido. Su mobiliario era de espartos y de cañas, y las esteras que tendían en el suelo eran tejidas y pintadas con muchos y variados colores. En los tapetes de algodón dibujaban figuras de animales, como tigres, águilas, y serpientes.
Las viviendas Tayronas se construyeron sobre terrazas artificiales a las que se llegaba por caminos o escaleras de piedra. Según el tipo de cimiento, de acuerdo con lo expresado por al arqueólogo Reichel-dolmatoff hay tres tipos de construcción:

COMERCIO CULTURA TAYRONA
Las relaciones comerciales se efectuaron interna y externamente. Los grupos de la Sierra daban oro y mantas a cambio del pescado y la sal de los costeros. Las esteras, los collares de oro y cuentas de piedras semipreciosas, sirvieron de elementos de trueque con otras culturas, inclusive con las de las tierras altas de Cundinamarca y Boyacá, de donde llegaron esmeraldas a la Sierra Nevada.

CULTURA PRECOLOMBINA TUMACO – TOLITA


En las llanuras inundables y los manglares de la costa del Pacífico, entre Esmeraldas en el Ecuador y Buenaventura en el Valle del Cauca, vivieron durante mil años sociedades de pescadores, cazadores y agricultores que navegaron en el mar y trabajaron los metales. Los arqueólogos fechan su presencia desde el 700 a.C. hasta el 350 d.C. Otras sociedades sin orfebrería ocuparon luego la isla de El Morro y la llanura costera, y permanecieron hasta la Conquista

También es frecuente encontrar figuritas de cerámica en basureros, entierros o cerca al mar. La mayoría de ellas aparecen descabezadas como si hubieran sido rotas en un ritual. Tema principal de los alfareros, la figura humana es siempre realista, con adornos insertados en la piel, orejeras y narigueras, y con marcadas deformaciones craneales, símbolo de rango social.
Las figuras de cerámica eran por lo general pintadas pero han perdido el color con el paso del tiempo. Sellos y rodillos eran los utensilios utilizados para pintarse el cuerpo.
En 1756 Fray Juan de Santa Gertrudis visitó la Costa Pacífica y relató su experiencia en el libro “Maravillas de la naturaleza”:
“Hállanse allí por lo regular varias figuritas hechas de barro con mucha perfección… Hállanse también hechas de oro con los ojos de esmeraldas, hállanse también unas cuentecitas de oro hechas de filigrana, tan chicas como la cabeza de un alfiler…”


CERAMICA CULTURA TUMACO - TOLITA
 
Los Tumaco se caracterizaron por ser extraordinarios ceramistas. A tal punto llegó su maestría en este arte que se ubican entre los más grandes alfareros, no solo de nuestro pasado precolombino sino de todo el continente Americano. Los alfareros Tumaco sólo llegaron hasta la terracota y el producto de su arte es generalmente modelado. Las figurillas se hicieron con dos técnicas: modeladas directamente o bien acudiendo al empleo de moldes, de los cuales se han encontrado varios en los yacimientos arqueológicos, lo que explica la frecuencia de piezas que se repiten en forma idéntica.
Además de las reconocidas figurillas humanas, los Tumaco fabricaron ollas globulares, cuencos, platos, vasijas trípodes, copas, ralladores, tejuelos circulares, alcarrazas, botellas, volantes de huso, silbatos, pintaderas planas y cilíndricas, etc.
Las técnicas decorativas que se observan en la cerámica son la incisión, hecha antes del cocimiento de las vasijas, en la arcilla fresca; la presión, lograda con un instrumento aplicado sobre el barro húmedo; el relieve, por medio del modelado de la mismas arcilla o por aplicación de los motivos, y la pintura, aplicada directamente sobre el barro o engobe de las vasijas y generalmente en tonalidades de rojo, blanco, carmelita o negro.


ARTE CULTURA TUMACO - TOLITA
El tema antropomorfo fue tratado por los artistas Tumaco con verdadera maestría y puede afirmarse que él define la orientación primordial de la plástica alfarera en esta región de Colombia. Dentro de las figuras – retratos, en las cuales emulan con las viejas cultura peruanas, hasta el mensaje religioso expresado en las máscaras antropo-zoomorfas. La fuerza expresiva es quizás su rasgo mas sobresaliente y permite apreciar su profunda emoción estética y la inspiración de su artífices.
En estos expresivos rostros el modelado alcanzo una gran perfección y permitió al artífice infundir en el barro fresco la fuerza sicológica de su mensaje, desde el gesto de placer hasta la expresión serena, el ademán bélico o el rasgo irónico y caricaturesco.
Caciques de la tribu, guerreros, sacerdotes, brujos, curanderos o chamanes, mascaras de distintas deidades o la admirable copia de motivos de la naturaleza fueron la fuente principal que inspiro a estos avanzados ceramistas suramericanos, que moldearon la figura humana casi hasta la perfección del retrato ornamentándola en forma armónica con los símbolos de su jerarquía política o de sus potestades religiosas.
En las figurillas Tumaco se advierte, como en casi todas las manifestaciones artísticas precolombinas, un carácter votivo y una clara significación religiosa en muchas de sus composiciones. Ello explica el crecido numero en que se encuentran los depósitos arqueológicos del río Mataje y en otros sitios de la costa meridional de la vertiente del Pacífico, hacia los límites con Ecuador.

Los grupos Tumaco - La Tolita conformaron sociedades con centros políticos y económicos que alcanzaron el nivel de cacicazgos. Estos centros son la isla de La Tolita, parte de Tumaco y el área de Santiago-Cayapas (Ecuador), los cuales mantuvieron nexos culturales y económicos con otros grupos a lo largo de la Costa Pacífica a través de redes de intercambio a corta y larga distancia, tanto de alimentos como de objetos suntuarios, importantes para las élites.
        En los poblados mencionados, las élites fueron capaces de movilizar individuos para la construcción de tolas o montículos, las cuales pudieron ser vistas como “templos montículos” ocupando los espacios arquitectónicos más importantes dentro del poblado. Las tolas fueron utilizadas como bases para edificaciones o sitios a cielo abierto donde se llevaban a cabo prácticas religiosas. Igualmente fueron utilizadas como lugares de enterramiento, de acuerdo con las inhumaciones encontradas en ciertas áreas de los montículos.
        Los arqueólogos han encontrado en las tolas evidencias de fogones, talleres y huellas de postes así como entierros en urnas y fosas con ajuares diversos con cerámica, concha y metales, que reflejan el rango alcanzado por los miembros de estas sociedades.
        Otro rasgo importante de estas sociedades es la invención y desarrollo de diversas técnicas metalúrgicas, de formas y de símbolos. La metalurgia fue un vehículo a través del cual los grupos sociales expresaron diversas ideas fundamentales de su pensamiento religioso, muchas de las cuales aún se encuentran en los pueblos indígenas de Colombia.










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